Viajar es suspender el tiempo, tomarlo y abollarlo, guardarlo en un bolsillo y llevarlo; hacia donde vayamos, durante el tiempo que dure el recorrido. Transportarlo a donde arribemos, transformado y embellecido, grabado en la piel, como si hubiera estado dormido, y despertarlo una vez que hemos partido. Con el primer paso. Ante el primer ruido.

martes, 12 de abril de 2011

Peso pluma

Cómo alcanzar los diez kilos de equipaje, sin pasarse y sin olvidarse de nada.


Por Bárbara Asnaghi


Desde que Ryanair restringió el equipaje de mano a una sola pieza de diez kilos, y desde que es la aerolínea más económica para viajar en Europa; los pasajeros hemos hecho malabares a la hora de armar esa diminuta valijita, que no puede sobrepasar los 55x40x20 cm. Esto incluye computadora, cartera de la dama y cualquier cosa que sobresalga del abrigo. 

A tal efecto, han sacado hasta su propia pieza, en conjunto con Samsonite, que ofrecen en internet mientras uno realiza la reservación. Podría decirse que en un principio puede resultar molesto para muchos; “¿Comprarme una valijita solamente para Ryanair?”. Y finalmente todos se compran una valijita, porque saben que lo que les haya costado sirve para amortizar los gastos de la mini-pieza de cabina. Tal es así, que muchos vendedores de bolsos ofrecen las valijitas de medidas más pequeñas como “Valijas Ryanair”. 

Pero ese es otro tema. Lo que nos interesa aquí, a los que amamos viajar (y si es barato mejor, y si es con ropa decente, mejor); es armar una valija a imagen y semejanza de Ryanair.
En primer lugar, cabe aclarar que este artículo está orientado a las mujeres, que somos las que más problemas tenemos para poner “la vida” en diez kilos (si bien muchas ponen la vida en bajarlos de su cuerpo, pero ese es tema para otro post y seguramente para otro blog).

Supongamos que viajamos por tres días. En general los viajes se realizan los fines de semana o en esa semana de vacaciones del trabajo. Por ende, la medida justa son tres días. Y a medida que vayamos agregando de a un día, iremos repitiendo el conjunto aunque con algún accesorio que lo diferencie. 
Siempre se debe empezar con lo esencial para la vida: bombachas y corpiños. Pero no ciento cincuenta bombachas por si necesito; no. Si ocurre un accidente (y me refiero a accidentes femeninos y no de otro tipo), se compra una bombacha en un negocio. Tampoco la pavada. Tampoco armar una valija con todas las cosas que pueden llegar a pasar en un viaje. Esa es la primera regla. Si sucede, mala suerte; gastaremos cuatro euros en una bombacha nueva. 

Una vez que tenemos en claro que para vestirnos hacen falta calzados, una muda de abajo y una de arriba, más la ropa interior que ya hemos mencionado, llega la hora de saber qué calzado y qué mudas. 
Sería interesante tener en claro la temperatura del lugar al que nos dirigimos. Para eso, consultaremos Accuweather o algún otro sitio sobre temperaturas. Pero también debemos saber que en estos tiempos la meteorología se ha vuelto la más inexacta de las ciencias…bueno antes también lo era. Pero ese también es tema para otro post. 

Concentrémonos entonces en cubrirnos el cuerpo sin asfixiarnos. Por supuesto, si vamos a la nieve, llevaremos solamente indumentaria de nieve. Pero ojo, cuando viajamos “hacia el invierno” debemos considerar que los lugares, sobre todo aquéllos para turistas, tienen calefacción (en general excesivamente alta), y necesitaremos usar una remera de manga corta debajo de la ropa. 

Si viajamos en una media estación, a una ciudad, llevaremos solamente UN abrigo, y puesto cuando viajemos. El color: marrón o negro, inclusive gris; para combinarlo con todo. Lo ideal son dos pantalones: uno de jean o gabardina (cómodo), y otro de vestir. En lo posible, el primero azul, el segundo negro. No se trata de uniformarse, sino de poner el color en otras cosas. Llevar dos remeras de manga corta, una informal y otra formal. Y una de manga larga, por si sorprende el frío. 
Luego, como dijimos, hay que calzarse. El par de botas va puesto. En lo posible marrones o negras, aunque podemos arriesgarnos a un azul. Dentro de la valija, es fundamental llevar un par de zapatillas deportivas, para caminar durante el día por la ciudad. Y ahí sí, unos zapatitos del color que elijamos; ballerina  o sandalia cerrada. Podemos ahí empezar a dar toques de color. Un plateado o azul labrado, algún brillo que destaque. 

La mejor parte son los pañuelos o chales. Llevaremos dos o tres, dependiendo del peso final, que cotejaremos cuando terminemos de armar la valijita. Pero tienen que tener colores que nos gusten. Fuertes. Si se puede combinar los zapatitos con alguno de ellos, mejor. 
Como la vida no es tan sencilla; no olvidemos el secador de pelo y la planchita. Lo mejor sería comprar ambos tamaño viaje. Es imposible meter un secador de peluquería o una planchita de esas que se parecen a planchas industriales. Conviene ir preparando el set que nos acompañará en todos los viajes, que, repito, se amortiza con los precios de las aerolíneas. Además, si viajamos por Ryanair es muy probable que no paremos en un hotel que tenga secador de pelo. 

Después, los tecnicismos que son imprescindibles. Una es la documentación, que va a ir situada en un sobre que llevaremos en la mano, dentro del cual irá el pasaporte, el billete electrónico impreso y alguna tarjeta de crédito, si llevamos. El dinero es aconsejable llevarlo en un bolsillo o riñonera interna, para no correr el riesgo de que se caiga o nos lo roben por andar con cosas en la mano. El celular, en el bolsillo de la campera. Las llaves también. 

Los toques finales son: una toalla de cuerpo, finita. Un cepillo de pelo, uno de dientes, el cargador del móvil y un adaptador universal. Es muy útil comprar estos últimos, porque nos van a servir en todas partes y ya podemos olvidarnos de no poder enchufar algo o perder tiempo de nuestro viaje en comprar uno. 

No digan nada; la pregunta final es: ¿qué hacemos con el maquillaje y la perfumería? Hoy día vienen en pequeños potecitos, que sirven perfectamente para tres días; sea desmaquillante, humectante, base, pequeño perfume, y dentífrico. Alguna sombra neutra o de colores clásicos, el rimmel y el lápiz de ojos. Todo esto, eso sí, dentro de una bolsita sellada de plástico (que puede comprarse en unas maquinitas en el aeropuerto por un euro). 

Finalmente, pesamos la valija en casa. Hasta ahora probablemente nos queden tres kilos, que podemos utilizar para el ordenador y la batería, algún libro no muy grande, algún producto de farmacia, etc. Cuando queden menos de 500 gramos, mejor no arriesgarse. Por un mínimo que nos pasemos con el peso en esta aerolínea, se cobran €40 euros por exceso de equipaje. 

Y por último, en el aeropuerto hay unas balanzas grandes para chequear definitivamente si hemos alcanzado los diez kilos permitidos. 

Luego, a volar como una pluma en el viento. Bien ligero.

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