Viajar es suspender el tiempo, tomarlo y abollarlo, guardarlo en un bolsillo y llevarlo; hacia donde vayamos, durante el tiempo que dure el recorrido. Transportarlo a donde arribemos, transformado y embellecido, grabado en la piel, como si hubiera estado dormido, y despertarlo una vez que hemos partido. Con el primer paso. Ante el primer ruido.

jueves, 7 de abril de 2011

Desayunar como los dioses en Berlín


Por Bárbara Asnaghi

En el punto más alto de la Torre de la Televisión (Fernsehturm), en el centro de la ciudad y muy cerca de Alexanderplatz, además de cenar, se puede desayunar a más de 200 metros de altura, disfrutando de una vista increíble.

Y como si la altura fuera poco, al poner un pie en el piso del restaurante, se siente en los pies un leve movimiento giratorio, que es lo suficientemente ágil como para ser percibido, y lo suficientemente sutil como para no molestar. El restaurante gira a 360 grados en lapsos de media hora. 
Las puertas de la torre abren a las 8 de la mañana, por lo que conviene estar temprano para poder conseguir un lugar. Se toma un ascensor y en poco tiempo se arriba. Antes de entrar, se recibe un número específico de mesa.

Por ser rotatorio, estemos en la mesa que estemos, podremos disfrutar de una hermosa panorámica matinal de la ciudad mientras tomamos un desayuno completo (americano o continental; a elección) por el que pagamos tan sólo diez euros.

Es una opción mucho más económica que la cena, y si se va lo suficientemente temprano, se puede disfrutar de la exclusividad del lugar. Y de la sensación de ser los únicos observadores de la ciudad. 

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