Viajar es suspender el tiempo, tomarlo y abollarlo, guardarlo en un bolsillo y llevarlo; hacia donde vayamos, durante el tiempo que dure el recorrido. Transportarlo a donde arribemos, transformado y embellecido, grabado en la piel, como si hubiera estado dormido, y despertarlo una vez que hemos partido. Con el primer paso. Ante el primer ruido.
sábado, 20 de diciembre de 2014
Lean la nota que escribí para Yahoo, y entérense por qué podría ser una mala idea viajar en el asiento del pasillo del avión.